Según la Dirección General de Tráfico, el 61% de los accidentes que se produjeron en 2014 en las carreteras españolas estaban vinculados al estado del coche, y se estima que tres de cada cuatro fueron provocados por el uso de neumáticos de segunda mano.

De hecho, algunos talleres mecánicos confiesan que el 80% de su facturación corresponde precisamente a la comercialización y montaje de ruedas usadas. Como resultado, se calcula que en la actualidad circulan por las carreteras españolas unos 2 millones de neumáticos de segunda mano, la mayoría de ellos sin haber pasado ningún tipo de control de calidad.

Lo barato sale caro: Las ruedas usadas no son tan rentables como piensas

La principal razón por la que tantos conductores apuestan por las ruedas usadas es su precio, que varía en dependencia del desgaste que presenta la banda de rodadura. Sin embargo, un estudio reciente desveló que un milímetro de goma útil de una rueda usada cuesta entre 7 y 10 euros, mientras que en los neumáticos nuevos su precio es de 6 a 7,5 euros.

Una rueda usada es siempre más económica, pero la profundidad del dibujo no suele tener más de 2 milímetros, mientras que en una cubierta nueva la banda de rodadura ofrece 8 milímetros de goma de calidad. Por tanto, en realidad los neumáticos nuevos ofrecen una relación calidad/precio mucho más ventajosa.

¿Por qué no deberías apostar por unas ruedas usadas?

No garantizan la distancia de frenado. Los neumáticos usados son peligrosos, sobre todo cuando llueve. De hecho, con el pavimento mojado pueden necesitar hasta un 46% más de distancia para frenar debido a que el desgaste del dibujo de la banda de rodadura disminuye considerablemente la adherencia.

Sufren un desgaste desigual. Todos los coches no desgastan de la misma forma los neumáticos. Esto significa que cuando montas en tu vehículo unas ruedas usadas, estas podrían provocar vibraciones que afectan la estabilidad y que, a la larga, podrían ser la causa de un accidente.

Pueden tener daños graves. Después de revisar casi mil ruedas usadas, se ha descubierto que el 16% de ellas habían sido reparadas, el 4% presentaban un gran deterioro en la banda de rodadura y los canales de drenaje y el 2% habían sufrido daños debido a montajes y desmontajes incorrectos. Obviamente, esas ruedas usadas aumentan el riesgo de sufrir un accidente grave debido a una deformación o reventón en la carretera.

Pueden tener defectos ocultos en la estructura interna. Un neumático puede tener un buen dibujo, pero eso no significa que esté en buenas condiciones, puede esconder grietas, cristalización de la goma o incluso defectos estructurales. De hecho, debes saber que normalmente no se revisa la integridad de la estructura interna de la rueda, por lo que el riesgo de que existan defectos es elevado.

No se conoce su procedencia. Los neumáticos de segunda mano provienen principalmente de Alemania y Francia, pero no podemos saber qué uso se les ha dado y el kilometraje que han cubierto. De hecho, en España no existe una ley sobre el uso y comercialización de las ruedas usadas, lo cual implica que tampoco hay un organismo que se encargue de garantizar la seguridad de estos neumáticos para que solo lleguen al cliente los que están en buen estado.

No se tiene en cuenta su fecha de caducidad. Los neumáticos tienen una fecha de caducidad ya que con el paso del tiempo sus materiales se degradan y dejan de ser fiables. Una goma de más de cinco años normalmente pierde su elasticidad y se endurece, lo cual significa que pierde la adherencia y que la estructura se puede romper al rodar. Por eso, aunque el neumático parezca nuevo, es importante revisar su fecha de fabricación, más aún si se trata de uno usado.

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